jueves, 29 de octubre de 2015

El otro lado de la cueva

-¿Qué si le tengo miedo a la muerte?
No lo llamaría, miedo; yo creo que es una creciente incertidumbre.
Esta cuestión de la muerte me genera toda una actitud de misterio.
Ciertamente un escalofrío corre por mi cuerpo cuando te refieres a estas cuestiones.
Pero esa sensación me agrada. Me gusta la idea de morir. Es más, me encantaría morir.
Soy una persona que le encanta el misterio, me gustaría saber qué hay, cómo es, qué se hace allá.
Claro que no quiero que pase ahorita mismo, tengo esperanza de que aun no acabo lo que sea que
esté haciendo,  aun me falta algo. No quiero morir ahora, pero me gusta la idea de la muerte.
Soy como un chiquillo curioseando en la cueva tratando de averiguar que hay al fondo, pero la cueva
es obscura.

- ¿Qué harías si te dijera que puedo enseñarte el otro lado de la cueva?
¿Te gustaría saber que hay más allá?

-Pues la verdad, sí me gustaría, pero no ahora.

-¿Porqué no de una vez?

-Ya te dije aun tengo algo que hacer.

- Todos siempre tienen algo que hacer, el testamento, el viaje de su vida, cumplir sus sueños; y aun así la gente se muere, se muere dejando algo sin hacer. Aunque tal vez se mueren porque no debían hacerlo.

-Te entiendo, pero es que yo todavía no estoy lista.

- Así que después de todo le temes a la muerte.

-¡No! para nada. Te digo que me fascina, me intriga. Es como si yo pudiera ver la película de mi vida
y estuviera ansiosa por ver como acaba, adonde llegaría mi alma sin cuerpo.  Pero estoy seguro de que apenas voy a la mitad de este viaje.

- No, a mí me parece que éste es el clímax, el punto más importante de la obra.

-¿De qué hablas? ¿Me estás asustando?

- No le temes a la muerte pero si me tienes miedo a mí.

-¡Aléjate! no te me acerques.

- Descuida, nadie puede oírnos... Nadie puede molestarnos.

-Basta, deja de hablar así. Te lo juro que  me estás asustando... Suelta ese cuchillo por favor.

- Pero si es inofensivo, después de todo sólo es una llave, una llave que abre la puerta del misterio.

-¡Aléjate!

- No sigas intentando escapar, yo tengo la llave.

-Ya basta, no es graciosa tu broma.

- No me gustan las bromas.