jueves, 14 de febrero de 2013

Nada

De nueva cuenta me encuentro yo aquí, frente a la computadora. Entonces volteo a ver mi uñas mal pintadas y suelto un profundo suspiro. Espero. Observo el cursor de la pantalla, está parpadeando. Continuo escribiendo, escribo lo que sea,ni siquiera importa mucho que las palabras tengan sentido. Sólo escribo. Escribo para escuchar el sonido de las teclas. Para aparentar que hago algo importante. Para esperar que de mis dedos salga algo bueno. Algo que no este frío, porque aun cuando ya haya pasado el invierno, una  presencia helada se quedó instalada en mi corazón. No más inspiración. Ahora todas las palabras que escribo están secas, están tiesas, son sólo bits, sólo son energía digital que viaja por el ciberespacio. Pero aunque estén secas sigo escribiendo. Me entretengo dibujando sonidos. Escribo cosas sin sentido, porque ese es mi sentido, es el significado de mi propia existencia. Escribo simples palabras, frases sin alguna trascendencia, porque no estoy dispuesta a hablar de aquello que me molesta. 

El día de hoy no hay historias que contar. El día de hoy sólo hay palabras. Palabras que matan el tiempo. Sí, las palabras son una poderosa arma. Palabras absurdas y repetidas, que reflejan aburrimiento. Palabras absurdas y repetidas, que reflejan aburrimiento. Palabras absurdas y repetidas que reflejan aburrimiento. Una melodía insípida, incolora, insensible. Una gran nada. Esta palabra lo resume muy bien todo: NADA. 
El día de hoy siento una profunda y envolvente indiferencia. El día de hoy escribo sobre la ausencia de palabras. El día de hoy hablo sobre la falta de charla. 

El día de hoy escribo, porque no tengo nada importante que decir.

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