Agnes seguía pensando, con todo y conocer la razón del ser, al parecer no era suficiente. Para Agnes lograr escribir una buena historia representaba una dura batalla en su contra, no sólo debía derrotar al Señor de la Literatura, dentro de su propio cabeza tenía un enemigo fuerte.
Ese terrible enemigo que habitaba en su cabeza cobraba fuerza por cada minuto en que no lograba desarrollar la historia. Ese enemigo era la mismísima antìtesis de la esperanza, la verdad es que no conozco el verdadero nombre de ese terrible villano, pero Agnes solía llamarlo Senga.
Senga no era un ser digno de alguna admiración, era despreciable, una sombra que pretendía apagar toda luz. Si la luz era la creatividad, Senga la abatía. En cada batalla del pensamiento creativo se hacía presente. Su arma mortal era la palabra, su propósito era matar cualquier idea con potencial. Para Senga lograr una victoria consistía en ver a Agnes desistir.
Para desgracia de Agnes, Senga era inmortal, no podría ser asesinado, aunque sí derrotado. En ocasiones Agnes lo abatìa ignorando por completo sus palabras; pero algunas veces, sobre todo cuando se estancaba, comenzaba a escuchar y cada uno de sus golpes lastimaba sus heridas y mataba las buenas heridas. Sì Agnes no se defendía de sus ataques destrozaba las palabras.
La desesperaciòn de Agnes sólo fortalecía a Senga.
Si todo historia tiene un villano o antagonista, en nuestra historia Senga era ese personaje. Tal vez antes no se había dejado notar, la razón por la que no había sido descrito este despiadado ser era que a pesar de que en cada batalla se encontraba, por lo general vestía un camuflaje, sus ataques eran sutiles pero efectivos. Sin embargo actualmente su poder era tan grande que Agnes no podía evitar darse cuenta de que hay se encontraba. El futuro no era alentador, Agnes intentaba escribir algo, y de inmediato era borrado por Senga.
Senga, no sólo era el mayor nemésis de Agnes, sino que era su gemelo. Senga era una versión idéntica a Agnes pero contrario, si Agnes pensaba en el color blanco Senga derramaba negro.
¿Ahora que conocìa la verdadera naturaleza de Senga que podría hacer Agnes? Lo último que podría hacer era rendirse, sin embargo, el tiempo de escribir la historia se estaba agotando.
El bando contrario compartía el mismo objetivo, hacer fracasar a Agnes en su búsqueda de la receta perfecta, quedaba bastante claro que el Señor de la Literatura y Senga se habían aliado. Para enfrentarlos Agnes sólo contaba con su pluma mágica y la libreta del poder.
CONTINUARÁ...
Ante la majestuosa luz de la luna el gato la admira, el lobo le aulla, la marea sube, las plantas crecen, la obscuridad se enciende y los poetas escriben.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
martes, 10 de diciembre de 2013
¿Porqué Manuel?. Capítulo 3 de Manuel de Pensamiento Creativo
Antes de continuar, quisiera hablarles un poco de Agnes. Ya lo sé, siempre hablamos de Agnes, el asunto es que es la protagonista de nuestra historia. Por eso en este capítulo no les contaré otra de sus aventuras (actualmente sigue trabada con la receta del cuento) sino que les contaré como es que surge "Manuel de Pensamiento Creativo".
Resulta que fue producto de la espontaneidad del momento.
FIN
CONTINUARÁ....
Ahora hablaré en serio. Resulta que "Manuel de Pensamiento Creativo" fue producto de la espontaneidad del momento. Hablo en serio, no les estoy tomando el pelo. Esta obra no fue, aparentemente, producto de horas de reflexión, no fue una idea buscada ni solicitada, de repente sin pensarlo apareció ¡Puf! Lo que me lleva a la pregunta: ¿De verdad Agnes y el presente Manuel sólo fueron producto de la generación espontánea? Muchas teorías han refutado por completo la Teoría de la Generación Espontánea, dicha teoría (según recuerdo mis clases de biología) dice que los seres vivos aparecen de repente, siendo producto de la generación espontánea, asunto que Pasteur refutó, resulta que de donde no hay vida no se genera más vida o algo así. La pregunta es en el universo no existente del pensamiento creativo ¿Surgen cosas de la nada? o ¿Podríamos aplicar el mismo principio? Tal vez entender el origen de Agnes, sea la clave para conocer la respuesta a esa pregunta.
Resulta que el Alter ego de Agnes (es decir yo) tenía un momento de ocio (significa que estaba echando la flojera) ese momento de "ocio" fue clave para que empezara a hacer algo. Eso hice, comencé a hacer algo, ¿qué hice? pues comencé a pensar. Mientras pensaba, Agnes se dio cuenta de que tenía un asunto pendiente, una tarea que era muy importante, tenía que encontrar un nombre, al darse cuenta de que su pensamiento no la llevaba a nada pues se estampó con un muro, y ya conocen la historia de lo que pasó después. El punto es que Agnes no sabía lo que escribiría, pensó en garabatear un poco, jamás imaginó que sus manos de repente cobrarían vida propia y empezarían a escribir, fue raro, Agnes no pensaba lo que hacía sólo escribía, no escribía como si en ese momento inventara algo, lo escribía como si fuera algo que ya existía, no hubo una planeación sólo el deseo de hacer algo con su tiempo de ocio.
¿Existe algún lugar donde ya están escritas todas las historias que quedan por contar en toda la historia de la humanidad? ¿Será que el pensamiento creativo sólo consiste en viajar a ese lugar? Si fuera así no existirían los actos espontáneos. No, sinceramente ya no creo que sea así, pero tampoco creo que este Manuel haya surgido de la nada, de la Nada nada sale. Todo tiene un antecedente. Resulta que estos escritos no son meros productos del Universo no existente de la imaginación del autor. En la creación de cada obra que ha sido escrita, dibujada o creada, hay antecedentes, hay ideas preconcebidas. Todo lo que hemos leído, lo que hemos vivido, visto y oído, forma parte de nuestro pensamiento, todas nuestras experiencias son recursos, materia prima para echar a andar el pensamiento creativo, por eso entre más conocemos más podemos crear. El conocimiento es la llave que nos permite crear. Resulta que nuestra forma de pensar se asemeja al mismo orden de la naturaleza, en el cual todo tiene un origen. Durante siglos la tierra fue plana, luego redonda y el centro, después un planeta, después resultó que estaba en un sistema, luego en una galaxia, en fin, así es como evoluciona el pensamiento.
Hubo muchas otras historias, poemas y creaciones antes de que existiera este Manuel, todos ellos estuvieron involucrados. Al igual que miles de personas están involucradas en nuestra existencia, tenemos ADN que data desde el principio del hombre. Tuvimos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 tataratatara...etc. hasta DIOS (el origen de todo). Todos ellos están involucrados en el nacimiento de Agnes.
Creo que con lo anterior queda un poco claro el origen de Agnes y su Manuel (aunque esta vez si que me volé y me fui hasta el origen del origen). Sólo queda una interrogante ¿Porqué Manuel? pudo haber sido Rodrigo, Aaron, Luis, pero no fue Manuel. La respuesta es sencilla, resulta que Agnes escribía una y otra vez de forma consciente MANUAL, y el resultado era que en el papel aparecía escrito MANUEL, las primeras veces lo corrigió, una y otra vez, pero siempre al intentar escribir Manuel (perdón me equivoqué quise intentar escribir manuel, otra vez lo siento, ahora sí MANUAL, al fin salió, volveré a escribir a esta oración), pero siempre al intentar escribir Manual (lo logré) quedaba como Manuel, después de tantos aparentes errores se dio cuenta de que era el destino, y no su atrabancada técnica de mecanografía, que le indicaban que el nombre debía ser Manuel y no Manual ni Pedro (Pedro de pensamiento creativo, la neta no se escucha bien).
Esta serie de capítulos se ha convertido en la descripción, al pie de la letra, del pensamiento de Agnes, esta es una obra que implica describir como se intenta llegar a una idea, como se intenta crear algo, claro que se trata de escribir sobre lo que Agnes va viviendo, va necesitando. Nada, en cuanto a ese proceso de pensar, se omite todo queda plasmado tal cual va acudiendo a la mente de Agnes, como un ejercicio en el que el inconsciente se expresa; eso que se llama libre asociación. Por eso es que continuo escribiendo, continuo escribiendo en orden cronológica, según van sucediendo los hechos.
¿Cuál será el final de esta serie de capítulos?
CONTINUARÁ
Resulta que fue producto de la espontaneidad del momento.
FIN
CONTINUARÁ....
Ahora hablaré en serio. Resulta que "Manuel de Pensamiento Creativo" fue producto de la espontaneidad del momento. Hablo en serio, no les estoy tomando el pelo. Esta obra no fue, aparentemente, producto de horas de reflexión, no fue una idea buscada ni solicitada, de repente sin pensarlo apareció ¡Puf! Lo que me lleva a la pregunta: ¿De verdad Agnes y el presente Manuel sólo fueron producto de la generación espontánea? Muchas teorías han refutado por completo la Teoría de la Generación Espontánea, dicha teoría (según recuerdo mis clases de biología) dice que los seres vivos aparecen de repente, siendo producto de la generación espontánea, asunto que Pasteur refutó, resulta que de donde no hay vida no se genera más vida o algo así. La pregunta es en el universo no existente del pensamiento creativo ¿Surgen cosas de la nada? o ¿Podríamos aplicar el mismo principio? Tal vez entender el origen de Agnes, sea la clave para conocer la respuesta a esa pregunta.
Resulta que el Alter ego de Agnes (es decir yo) tenía un momento de ocio (significa que estaba echando la flojera) ese momento de "ocio" fue clave para que empezara a hacer algo. Eso hice, comencé a hacer algo, ¿qué hice? pues comencé a pensar. Mientras pensaba, Agnes se dio cuenta de que tenía un asunto pendiente, una tarea que era muy importante, tenía que encontrar un nombre, al darse cuenta de que su pensamiento no la llevaba a nada pues se estampó con un muro, y ya conocen la historia de lo que pasó después. El punto es que Agnes no sabía lo que escribiría, pensó en garabatear un poco, jamás imaginó que sus manos de repente cobrarían vida propia y empezarían a escribir, fue raro, Agnes no pensaba lo que hacía sólo escribía, no escribía como si en ese momento inventara algo, lo escribía como si fuera algo que ya existía, no hubo una planeación sólo el deseo de hacer algo con su tiempo de ocio.
¿Existe algún lugar donde ya están escritas todas las historias que quedan por contar en toda la historia de la humanidad? ¿Será que el pensamiento creativo sólo consiste en viajar a ese lugar? Si fuera así no existirían los actos espontáneos. No, sinceramente ya no creo que sea así, pero tampoco creo que este Manuel haya surgido de la nada, de la Nada nada sale. Todo tiene un antecedente. Resulta que estos escritos no son meros productos del Universo no existente de la imaginación del autor. En la creación de cada obra que ha sido escrita, dibujada o creada, hay antecedentes, hay ideas preconcebidas. Todo lo que hemos leído, lo que hemos vivido, visto y oído, forma parte de nuestro pensamiento, todas nuestras experiencias son recursos, materia prima para echar a andar el pensamiento creativo, por eso entre más conocemos más podemos crear. El conocimiento es la llave que nos permite crear. Resulta que nuestra forma de pensar se asemeja al mismo orden de la naturaleza, en el cual todo tiene un origen. Durante siglos la tierra fue plana, luego redonda y el centro, después un planeta, después resultó que estaba en un sistema, luego en una galaxia, en fin, así es como evoluciona el pensamiento.
Hubo muchas otras historias, poemas y creaciones antes de que existiera este Manuel, todos ellos estuvieron involucrados. Al igual que miles de personas están involucradas en nuestra existencia, tenemos ADN que data desde el principio del hombre. Tuvimos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 tataratatara...etc. hasta DIOS (el origen de todo). Todos ellos están involucrados en el nacimiento de Agnes.
Creo que con lo anterior queda un poco claro el origen de Agnes y su Manuel (aunque esta vez si que me volé y me fui hasta el origen del origen). Sólo queda una interrogante ¿Porqué Manuel? pudo haber sido Rodrigo, Aaron, Luis, pero no fue Manuel. La respuesta es sencilla, resulta que Agnes escribía una y otra vez de forma consciente MANUAL, y el resultado era que en el papel aparecía escrito MANUEL, las primeras veces lo corrigió, una y otra vez, pero siempre al intentar escribir Manuel (perdón me equivoqué quise intentar escribir manuel, otra vez lo siento, ahora sí MANUAL, al fin salió, volveré a escribir a esta oración), pero siempre al intentar escribir Manual (lo logré) quedaba como Manuel, después de tantos aparentes errores se dio cuenta de que era el destino, y no su atrabancada técnica de mecanografía, que le indicaban que el nombre debía ser Manuel y no Manual ni Pedro (Pedro de pensamiento creativo, la neta no se escucha bien).
Esta serie de capítulos se ha convertido en la descripción, al pie de la letra, del pensamiento de Agnes, esta es una obra que implica describir como se intenta llegar a una idea, como se intenta crear algo, claro que se trata de escribir sobre lo que Agnes va viviendo, va necesitando. Nada, en cuanto a ese proceso de pensar, se omite todo queda plasmado tal cual va acudiendo a la mente de Agnes, como un ejercicio en el que el inconsciente se expresa; eso que se llama libre asociación. Por eso es que continuo escribiendo, continuo escribiendo en orden cronológica, según van sucediendo los hechos.
¿Cuál será el final de esta serie de capítulos?
CONTINUARÁ
lunes, 2 de diciembre de 2013
Pasteles de dragones y princesas. (capítulo 2 de Manuel de Pensamiento Creativo)
" ... Entonces la bruja, al ver revelada su identidad por Luci la maldijo:
- Pagarás por tu osadía, a partir de ahora la desdicha caerá sobre ti"
- No puede ser otro cuento cliché.
Se dijo Agnes así misma. De nueva cuenta había declarado la guerra, y esta vez era en contra de alguien peor. Apenas se había recuperado de la batalla anterior, resulta que logró vencer al Señor del Branding, pero no fue la hazaña heroica que había deseado. Sus tropas no lograron desfilar triunfantes por las calles de ciudad Cerebro. Resulta que para un general no hay nada peor que ver a un ejército aliado ganar la que era su batalla, y eso fue lo que sucedió. Simplemente al buscar más ideas con sus colegas militares el general Charles (su padre, literal y no metafóricamente) era quien había disparado la palabra mágica que fuera el tiro de gracia en contra del señor del Branding.
Sí ganaron la guerra, pero para el orgullo de Agnes no haber sido ella sino otra persona quien derrotara al enemigo representaba una gran deshonra.
Pues ahora con tan pocas semanas de paz en su cabeza, de nueva cuenta había tenido que reunir a sus ordas. Esta vez el enemigo era diferente, esta vez la batalla era contra alguien todavía más despiadado y cruel. Esta vez la batalla del pensamiento creativo debía librarse contra " EL SEÑOR DE LA LITERATURA" así es. El amo y señor de toda trama, argumento, personajes, ambientes y diálogos que son requeridos para crear una única y GENIAL NARRACIÓN FICTICIA.
Esta batalla era diferente a la que se da en campo abierto con cañones y armas. Esta batalla era más como un concurso de repostería fina, porque a diferencia de la batalla librada por encontrar el nombre para una marca. Aquí se debía entregar productos un tanto elaborados, o ya medio preparados. No bastaba mostrarles ingredientes, para lograr ganar esta terrible "guerra de pasteles", había que darle una rebanada (es decir, resumen) de deliciosas palabras decoradas con un buen título.
Era terrible y angustiante, además altamente empalagoso porque una y otra vez había que probar ideas que resultaban demasiado dulces, demasiado secas, crudas o quemadas. Era una exhaustiva búsqueda de ingredientes perfectos, si echabas mucho villano se salaba la historia, si le añadías poco argumento el postre quedaba insípido. Debías encontrar una mezcla perfecta de ingredientes con cantidades exactas, pues lo único que podría derrotar al SEÑOR DE LA LITERATURA; era un pastel narrativo exquisito, pues al deleitarse con esa única joya de la repostería el sabor lo dejaría sin argumentos y por lo tanto sería el fin de su trama.
A diferencia de la batalla masoquista que se había librado anteriormente en nuestra cabeza, y aunque a Agnes le gustara mucho escribir e inventar nuevas recetas, particularmente a mí me agobiaba, no quería terminar en otro GRAN CLICHÉ de la literatura: Pastel de Chocolate. Sí parecía que había sabores que eran demasiados recurrentes y usados en la historia de la gastronomía retórica, francamente quería usar argumentos más exóticos, más extravagantes, como el tipo de ingredientes que se toman en países del medio oriente, aunque pensándolo bien tal vez el curry sea un cliché en un India, pero de este lado del mundo parezca una sensación culinaria, aunque no sé si me gustaría mucho probar un pastel de curry.
La originalidad era un componente esencial para vencer al enemigo. Aunque para redactar un pastel requieras de conocimientos previos de Repostería lingüística (esto sí tiene lógica, después de todo no usas la lengua para saborear un pastel) aun así la receta debe ser diferente, cuando des a probar al señor de la Literatura el cuento ya terminado no deberá decirte algo como:
- Esta muy rico sabe a La Cenicienta , o le pusiste un poco de Maléfica verdad?-
Eso no debe suceder, sería una nueva derrota, y tendrías que volver a empezar. Cosa que ya le había sucedido a Agnes, resulta que le dió a probar un poco de cliché de cuento. Agnes debía lograr hornear un sabor de pastel único, que no tuviera comparación, que fuera nuevo y diferente a todo lo que ya existe, que fuera inspirador. Además cada ingrediente, cada personaje debía motivarte a ser algo mejor; los cuentos son el tipo de pastel que te inspira a alcanzar la perfección.
A pesar de todos los peros y dificultades, Agnes tenía un as bajo la manga (o en este caso bajo el mandil). Su técnica de preparación sería diferente, no haría lo que habitualmente suele hacerse: Junte los ingredientes y bátalos en un tazón. No, esta vez antes de cernir la harina de palabras y revolver con el polvo para escribir, prepararía una miel especial con la que endulzaría el paster, esta miel sería: el propósito de la historia. Antes de saber a quién le pasaría qué, sabría el porqué al quien le pasaría qué para que escribiera eso. En palabras más claras y en menos trabalenguas, antes de desarrollar la receta de la historia, desarrollaría la razón de la existencia. Con la mínima experiencia que había juntado al enfrentarse a otros señores, había aprendido que todo ente existente en el universo no existente de la mente del autor (me refiero al chef) debía tener una razón de ser, lo que digo es que su existencia en su propio universo literario debía tener sentido, debía poseer una misión, un para qué, un motivo por el cual toda la historia, todo el desarrollo y el destino de la obra (es decir el pastel) llegara a un resultado específico, llegara a cumplir el propósito de su existencia en la no existencia del universo imaginario de la cocina retórica.
Aunado a la razón del ser, Agnes, en esta ocasión utilizaría un elemento sorpresivo que ni el mismo SEÑOR DE LA LITERATURA podría esperar, contaría su propia historia en una alegoría gastronómica para que su enemigo no averiguara que es de ella de quien se trata. (Podría decirse en términos figurativos y utilizando el mismo código connotativo del presente escrito, que le pondría de su sangre como ingrediente principal para la receta de su cuento [suena asqueroso pero es básicamente lo que va a suceder]).
¿Podrá Agnes encontrar una alegoría suficientemente buena para cubrir el sabor de su sangre en el pastel?
¿Podrá Agnes encontrar una metáfora que no tenga que ver con comida o la guerra?
¿Podrá encontrar Agnes el sentido de la existencia de su propio ser en la no existencia del universo imaginario de su mente?
¿Le quedará rico el pastel a Agnes?
Averígüelo en el próximo capítulo de "Manuel del pensamiento creativo"
CONTINUARÁ...
- Pagarás por tu osadía, a partir de ahora la desdicha caerá sobre ti"
- No puede ser otro cuento cliché.
Se dijo Agnes así misma. De nueva cuenta había declarado la guerra, y esta vez era en contra de alguien peor. Apenas se había recuperado de la batalla anterior, resulta que logró vencer al Señor del Branding, pero no fue la hazaña heroica que había deseado. Sus tropas no lograron desfilar triunfantes por las calles de ciudad Cerebro. Resulta que para un general no hay nada peor que ver a un ejército aliado ganar la que era su batalla, y eso fue lo que sucedió. Simplemente al buscar más ideas con sus colegas militares el general Charles (su padre, literal y no metafóricamente) era quien había disparado la palabra mágica que fuera el tiro de gracia en contra del señor del Branding.
Sí ganaron la guerra, pero para el orgullo de Agnes no haber sido ella sino otra persona quien derrotara al enemigo representaba una gran deshonra.
Pues ahora con tan pocas semanas de paz en su cabeza, de nueva cuenta había tenido que reunir a sus ordas. Esta vez el enemigo era diferente, esta vez la batalla era contra alguien todavía más despiadado y cruel. Esta vez la batalla del pensamiento creativo debía librarse contra " EL SEÑOR DE LA LITERATURA" así es. El amo y señor de toda trama, argumento, personajes, ambientes y diálogos que son requeridos para crear una única y GENIAL NARRACIÓN FICTICIA.
Esta batalla era diferente a la que se da en campo abierto con cañones y armas. Esta batalla era más como un concurso de repostería fina, porque a diferencia de la batalla librada por encontrar el nombre para una marca. Aquí se debía entregar productos un tanto elaborados, o ya medio preparados. No bastaba mostrarles ingredientes, para lograr ganar esta terrible "guerra de pasteles", había que darle una rebanada (es decir, resumen) de deliciosas palabras decoradas con un buen título.
Era terrible y angustiante, además altamente empalagoso porque una y otra vez había que probar ideas que resultaban demasiado dulces, demasiado secas, crudas o quemadas. Era una exhaustiva búsqueda de ingredientes perfectos, si echabas mucho villano se salaba la historia, si le añadías poco argumento el postre quedaba insípido. Debías encontrar una mezcla perfecta de ingredientes con cantidades exactas, pues lo único que podría derrotar al SEÑOR DE LA LITERATURA; era un pastel narrativo exquisito, pues al deleitarse con esa única joya de la repostería el sabor lo dejaría sin argumentos y por lo tanto sería el fin de su trama.
A diferencia de la batalla masoquista que se había librado anteriormente en nuestra cabeza, y aunque a Agnes le gustara mucho escribir e inventar nuevas recetas, particularmente a mí me agobiaba, no quería terminar en otro GRAN CLICHÉ de la literatura: Pastel de Chocolate. Sí parecía que había sabores que eran demasiados recurrentes y usados en la historia de la gastronomía retórica, francamente quería usar argumentos más exóticos, más extravagantes, como el tipo de ingredientes que se toman en países del medio oriente, aunque pensándolo bien tal vez el curry sea un cliché en un India, pero de este lado del mundo parezca una sensación culinaria, aunque no sé si me gustaría mucho probar un pastel de curry.
La originalidad era un componente esencial para vencer al enemigo. Aunque para redactar un pastel requieras de conocimientos previos de Repostería lingüística (esto sí tiene lógica, después de todo no usas la lengua para saborear un pastel) aun así la receta debe ser diferente, cuando des a probar al señor de la Literatura el cuento ya terminado no deberá decirte algo como:
- Esta muy rico sabe a La Cenicienta , o le pusiste un poco de Maléfica verdad?-
Eso no debe suceder, sería una nueva derrota, y tendrías que volver a empezar. Cosa que ya le había sucedido a Agnes, resulta que le dió a probar un poco de cliché de cuento. Agnes debía lograr hornear un sabor de pastel único, que no tuviera comparación, que fuera nuevo y diferente a todo lo que ya existe, que fuera inspirador. Además cada ingrediente, cada personaje debía motivarte a ser algo mejor; los cuentos son el tipo de pastel que te inspira a alcanzar la perfección.
A pesar de todos los peros y dificultades, Agnes tenía un as bajo la manga (o en este caso bajo el mandil). Su técnica de preparación sería diferente, no haría lo que habitualmente suele hacerse: Junte los ingredientes y bátalos en un tazón. No, esta vez antes de cernir la harina de palabras y revolver con el polvo para escribir, prepararía una miel especial con la que endulzaría el paster, esta miel sería: el propósito de la historia. Antes de saber a quién le pasaría qué, sabría el porqué al quien le pasaría qué para que escribiera eso. En palabras más claras y en menos trabalenguas, antes de desarrollar la receta de la historia, desarrollaría la razón de la existencia. Con la mínima experiencia que había juntado al enfrentarse a otros señores, había aprendido que todo ente existente en el universo no existente de la mente del autor (me refiero al chef) debía tener una razón de ser, lo que digo es que su existencia en su propio universo literario debía tener sentido, debía poseer una misión, un para qué, un motivo por el cual toda la historia, todo el desarrollo y el destino de la obra (es decir el pastel) llegara a un resultado específico, llegara a cumplir el propósito de su existencia en la no existencia del universo imaginario de la cocina retórica.
Aunado a la razón del ser, Agnes, en esta ocasión utilizaría un elemento sorpresivo que ni el mismo SEÑOR DE LA LITERATURA podría esperar, contaría su propia historia en una alegoría gastronómica para que su enemigo no averiguara que es de ella de quien se trata. (Podría decirse en términos figurativos y utilizando el mismo código connotativo del presente escrito, que le pondría de su sangre como ingrediente principal para la receta de su cuento [suena asqueroso pero es básicamente lo que va a suceder]).
¿Podrá Agnes encontrar una alegoría suficientemente buena para cubrir el sabor de su sangre en el pastel?
¿Podrá Agnes encontrar una metáfora que no tenga que ver con comida o la guerra?
¿Podrá encontrar Agnes el sentido de la existencia de su propio ser en la no existencia del universo imaginario de su mente?
¿Le quedará rico el pastel a Agnes?
Averígüelo en el próximo capítulo de "Manuel del pensamiento creativo"
CONTINUARÁ...
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