miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capítulo 4. La antítesis de crear . Manuel de pensamiento creativo

Agnes seguía pensando, con todo y conocer la razón del ser, al parecer no era suficiente. Para Agnes lograr escribir una buena historia representaba una dura batalla en su contra, no sólo debía derrotar al Señor de la Literatura, dentro de su propio cabeza tenía un enemigo fuerte.

Ese terrible enemigo que habitaba en su cabeza cobraba fuerza por cada minuto en que no lograba desarrollar la historia. Ese enemigo era la mismísima antìtesis de la esperanza, la verdad es que no conozco el verdadero nombre de ese terrible villano, pero Agnes solía llamarlo Senga.

Senga no era un ser digno de alguna admiración, era despreciable, una sombra que pretendía apagar toda luz. Si la luz era la creatividad, Senga la abatía. En cada batalla del pensamiento creativo se hacía presente. Su arma mortal era la palabra, su propósito era matar cualquier idea con potencial. Para Senga lograr una victoria consistía en ver a Agnes desistir.

Para desgracia de Agnes, Senga era inmortal, no podría ser asesinado, aunque sí derrotado. En ocasiones Agnes lo abatìa ignorando por completo sus palabras; pero algunas veces, sobre todo cuando se estancaba, comenzaba a escuchar y cada uno de sus golpes lastimaba sus heridas y mataba las buenas heridas. Sì Agnes no se defendía de sus ataques destrozaba las palabras.

La desesperaciòn de Agnes sólo fortalecía a Senga.

Si todo historia tiene un villano o antagonista, en nuestra historia Senga era ese personaje. Tal vez antes no se había dejado notar, la razón por la que no había sido descrito este despiadado ser era que a pesar de que en cada batalla se encontraba, por lo general vestía un camuflaje, sus ataques eran sutiles pero efectivos. Sin embargo actualmente su poder era tan grande que Agnes no podía evitar darse cuenta de que hay se encontraba. El futuro no era alentador, Agnes intentaba escribir algo, y de inmediato era borrado por Senga.

Senga, no sólo era el mayor nemésis de Agnes, sino que era su gemelo. Senga era una versión idéntica a Agnes pero contrario, si Agnes pensaba en el color blanco Senga derramaba negro.

¿Ahora que conocìa la verdadera naturaleza de Senga que podría hacer Agnes? Lo último que podría hacer era rendirse, sin embargo, el tiempo de escribir la historia se estaba agotando.

El bando contrario compartía el mismo objetivo, hacer fracasar a Agnes en su búsqueda de la receta perfecta, quedaba bastante claro que el Señor de la Literatura y Senga se habían aliado. Para enfrentarlos Agnes sólo contaba con su pluma mágica y la libreta del poder.



CONTINUARÁ...



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